Semáforos o hecatombe



SEMÁFORO
1. m. Aparato eléctrico de señales luminosas para regular la circulación. (Rae)
CRUCE
2. m. Punto donde se cortan mutuamente dos líneas. El cruce de dos caminos. (Rae)


El semáforo nace en el cruce, un cruce es una coincidencia, cuando dos direcciones, acciones, sucesos, personas comparten un lugar y un momento en el espacio tiempo. Por tanto hablamos de no lugar, un espacio de nadie, un espacio de todos, "ahora tu, ahora yo".

<<¿Que pasaría en el cruce sin el semáforo? ¿Somos civilizados, moderados o tal vez solo obedientes?>>
El semáforo es un invento humano para controlar las circulaciones en un lugar publico o privado pero donde se requiere cierto orden debido a la convivencia de diferentes personas con diferentes propósitos, y por tanto recorridos diferente en sus "acciones obligadas".


<<Llegamos a un cruce miramos a los lados - ¿Viene alguien? - Cruzamos.>>
Este gesto tan humano de ver si hay alguien que viene en la dirección que cruza nuestro camino, nos hace valorar la situación, nos hace responsables y decidir conforme a un criterio en el que entra la convivencia, la empatia, la gentileza, y muchos otros factores que se pierden cuando un código de color nos indica de manera automática que es lo que debemos hacer. 
<<Pero nos gusta que nos lo hagan.>>
Preferimos que un factor externo nos regule y no pensar. El cruce con semáforo, pude ser un lugar hostil donde nos sentimos detenidos, castrados, si tenemos prisa puede que incluso nos frustremos por la lentitud relativa que frena el cambio de color de ese director del ritmo cardiaco urbano; por el contrario, puede ser un regalo del azar que te permite disfrutar de una pausa, respirar y no "sentirte culpable" de haber bajado el ritmo en esta sociedad hiperactiva donde el descanso se ve como un sacrilegio, algo que puede disminuir tu productividad y que te dice "vive con la lengua fuera".



<<¿Como convivo con un elemento automatizado que se me impone, deteniéndome o permitiéndome pasar a través de ese lugar que es tan mío como tuyo?>>
El semáforo te para, te ordena el tiempo, que obedecemos con fe científica, sin cuestionar. Sin embargo no somos conscientes de que estamos relegando a este aparato nuestra capacidad de reflexión, intuición y actuación y por tanto nuestro futuro más inmediato y nuestro factor humano más preciado, capacidad de decisión.





<<Miremos a los lados. Saltemonos los semáforos. Respetemos a las abuelas que quieren cruzar, empaticemos con el que tiene prisa. Leamos el espacio. Responsabilicemonos de nuestra movilidad.>>
El que desobedece al sentenciero verde, amarillo, rojo es más libre. No hablo de desobedencia en si misma sino de la reflexión, sea bien racional o animal, de hacer lo que necesita en relación con el contexto, es tan libre el que se salta el semáforo en rojo yendo en bicicleta cuando hay un coche a lo lejos, como el que espera, bajo la presión de los pitidos del los coches, a que termine de cruzar un estudiante despistado mirando el teléfono...


COMPARTIR - PACIENCIA - RESPETO - CONFIANZA - IMPACIENCIA -  CONFLICTO - COOPERAR


<<¿Necesitamos más máquinas a las que obedecer?, dejemos los semáforos en ámbar>>
Pongamos en práctica nuestra ética, escucha y hempatía como medio para generar un espacio público autogestionado de manera libre, responsable y organizada. 



Algunos teóricos y profesionales del campo del urbanismo como Hans Monderman proponen otras maneras de regular la circulación de una manera participativa. Este urbanista especializado en seguridad vial propone diseñar espacios donde las jerarquías espaciales no destaquen ni a coches ni a peatones, destaca que generando un espacio compartido en una plataforma común consigues que los coches,
bicicletas y peatones se vean forzados a interactuar forzando la comunicación visual para ceder oportunamente el paso.

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Citas:
«Pretendo hacer carreteras más seguras dando la sensación de que son inseguras.» (Monderman, Hans)




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